Su madre les dice:
- Vamos a cenar.
Y su padre les dice:
- Después de cenar ya sois grandes para ensuciaros en el barro.
Y los cerditos dicen:
- ¡No somos chicos!
Y se quedaron allí para siempre y dos años después se fueron al campo ellos solos y se construyeron una casa de plumas y otra de cemento y ladrillo.
Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.
Manuel Tabares Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario